CAZAMOS A UN BEBÉ MAMUT
Los nervios se apoderan de nosotros mientras la profe nos reparte nuestras lanzas y nuestras antorchas.
¿Encontraremos algún mamut? ¿Qué haremos con él? ¿Será grande o pequeño?
Muchas preguntas nos hacemos antes de partir a la búsqueda del mamut.
Todos en fila como los cazadores y dando pasos firmes. Lanza en el hombre y antorcha en la mano.
¡QUE COMIENCE LA BÚSQUEDA!
La primera parada ha sido cuando hemos encontrado rastros de caca.
Hemos cogido la prueba y la hemos guardado en nuestra bolsa de pruebas.
Continuamos nuestra búsqueda, la cual ha sido larga, larga.
Hemos atravesado todos los exteriores del cole de mayores.
¡Qué emocionante!
No veíamos ningún rastro de mamut…
Nos estábamos desilusionando.
Ya casi en la puerta de clase, hemos decidido no perder la esperanza y meternos dentro de la selva.
¿Qué es eso que se ve a lo lejos?
¡AH! ¡SHHH!
Nos hemos adentrado más en la selva y…
¡UN MAMUT BEBÉ!
¡DISPAREN LANZAS!
Lo hemos dejado inmóvil y lo hemos podido trasladar a nuestro patio con ayuda de nuestra red de caza.
Lo hemos estado observando, tocando y decidiendo que hacer con él.
Es un mamut disecado, un mamut que no se mueve, alguien lo dejaría congelado.
Nosotros hemos decidido adoptarlo y dejarlo en clase.
Le hemos puesto hasta una manta improvisada y cada día el encargado va a ponerlo como él quiera (tapado, sin tapar, tumbado, de pie…)
¿Alguna vez os habíais imaginado que íbamos a cazar a un mamut?
¡NOSOTROS TAMPOCO!
Qué día tan emocionante.
